Querido Alain,

He pensado mucho por dónde empezar este correo y creo que al final prima la gratitud inmensa de haberte leído. Leerte me ha reconciliado con el trabajo realizado en tus talleres, he podido comprender y entender qué me pasaba, por qué no había conseguido entrar en lo más profundo de mi alma durante los tres talleres que tuve la suerte de realizar bajo tu batuta de artista y sanador de almas rotas y corazones heridos, de terapeuta manirroto que con tu intuición y sabiduría ancestral conectabas con el momento de lo que pasaba en aquellas salas donde compartimos risas, lloros, locura y autenticidad. (…)

Gratitud de un orgulloso que no quería adentrarse en las sombras de su alma, porque como buen cobarde y miedica a lo más profundo de sí mismo, a ser visto en su autenticidad más deslumbrante y humana, rehuía el encuentro consigo mismo en fachadas de otros miedos o heridas superficiales, que cubrían el dolor más profundo, la herida del niño, porque adentrarse significa confiar en uno mismo y en las manos del grupo y de ti, y la verdad, ahí no me permití entrar. Entrar suponía mucho dolor, mucho miedo, mucha rabia y enfado, suponía abrir la caja de pandora y verme; y verme era tan doloroso que creí que no podría sostenerlo, que no podrías sostenerme, que nadie podría sostenerlo y acabaría destruyendo todo, rompiendo el mundo, aniquilando la sala, destrozándome y asaltando todos los miedos a ser rechazado y abandonado por ser como soy realmente. Pero también, y lo admito, a que los demás me tenían que ver lo que hay en mí, falsa ilusión, a descubrirme, a ser reconocido, a que vosotros fuerais los que os acercáis a mí. ¡Qué juego pernicioso! ¿Querer ser visto sin mostrarme, porque me daba miedo ser yo! En fin, leerte, adentrarme en el camino del clown, leer las vivencias de los que hemos pasado por tus manos de artesano, entender que otros como yo formamos un camino común, que somos simplemente humanos, pero hermosamente maravillosos, que aunque hayamos pasado las heridas más profundas, nos hayan mutilado, humillado, aniquilado y acribillado con todo la maldad de lo que podemos hacernos, somos sobrevivientes y resilientes, ya que eso nos ayuda a ver la vida con amor, con ternura, con tristeza y, especialmente, con alegría, que es lo que tú nos das cada día que compartes tu don, que ver a los otros aprendices de clown llorar, reír, emocionarse me reconcilia con la Vida y contigo.

Gracias de corazón mi querido Alain, deseando de corazón que el tiempo compartido haya podido dejar un pequeño poso en ti dentro del inmenso recipiente de posos vividos con tantos y tantos de nosotros y nosotras.

¡Qué el Entusiasmo Sagrado siga marcando tu camino y sea un farol para los que andamos a oscuras o en penumbra!

Un abrazo de corazón de aprendiz histriónico y rematadamente orgulloso de ser patético.

Carlos C. S. Madrid, España, Julio 2024.


Querido Alain,

Termino ahora de leer tu tercer libro “ El Camino del Clown, la Vía del Entusiasmo Sagrado”, que me ha encantado. Quiero compartirte que, efectivamente,  encontré en él ímpetu e inspiración para seguir mis sueños y, al mismo tiempo, una dulce certeza  de que, desde que conocí el clown esencial, elijo a mi corazón primero, y a modo sorpresa, descubro que de alguna forma, he podido escuchar a mi pequeña heroína siempre. La cuestión es que no fue hasta que llegué al clown, que me decidí a seguirla y, aunque me faltan ríos por transitar, como a todos, tu libro me dio la certeza de que no voy tan mal. Y que, como también lo siento, aún en la dimensión de la muerte,  seguiremos existiendo.   Sólo hay que vivir, vivir con los cinco sentidos, y con el corazón.  Y, que efectivamente, un estropeado puede acompañar mejor a otros estropeados, por eso soy Psicóloga. Y el clown, (representado en la humilde, amorosa y poderosa nariz de payaso),  está presente en mi vida personal y profesional. 

Gracias, una vez más. 

Irma Aguilar Luna. Psicóloga, México.  


Alain nos lleva a cruzar el rio turbulento o las mareas de olas gigantescas que te hunden en el mismísimo abismo; da la mano para ayudarte a cruzar al otro lado donde tu alma encuentra un lago en calma, aguas apacibles donde tocas pie. Te invita a ir hacia un lugar de paz que conservamos milagrosamente intacto, un lugar sagrado como un regalo guardado a pesar de los pesares, como si el mismo cielo se encargase de protegerlo para siempre: un lugar donde el amor no murió, aun con los golpes.

Este libro como los anteriores me hizo revivir mi propio camino y recordar el de muchos compañeros, talleres donde, cuando uno cae, caemos todos; donde el grupo te sostiene y te levanta a flote del tsunami emocional.

Alain induce, sin apenas nosotros saber cómo, a que todo simplemente se dé, sosteniéndote desde lejos o desde cerca, sin agobiarte, con todo el tiempo necesario, como si ese momento fuera solo para ti, y no hubiera nadie más esperando.

Y los hay…

Definitivamente este libro refleja claramente sus talleres con mucha nitidez y el claro resultado final de los mismos; cada uno podríamos contar nuestra historia de ese antes y después, pero lo que está asegurado, es que la travesía siempre acaba bien para todos los valientes buscadores que se confían en ser ayudados en el camino del clown.

Recomiendo este libro por su fácil comprensión directa, sin perder detalles, con las palabras poéticas, reflejos directos del amor que Alain pone en todo lo que hace.

B.I.H Barcelona, Abril 2024